
Día 1
Según llegamos al aeropuerto nos fuimos en bus a Seogwipo, al sur de la isla. Aunque ya era de noche, aprovechamos a dar un paseo por el pueblo, cenar una Korean barbeque y a visitar la primera de las cascadas, Cheonjiyeon.
http://youtu.be/BpafpXq-Gs8
Día 2
Lo primero que hicimos, bien prontito por la mañana, fue ir a alquilar un par de scooters para movernos por la isla de cascada en cascada. Postureos a parte, lo de las motos fue una gran idea que nos ahorró mucho tiempo y nos evitó mucho lío de buses. Nuestra ruta por la costa fue:
-Cheonjeyeon: había tres cascadas diferentes con unas vistas impresionantes y un puente muy bonito
-Jungmun beach. No nos resistimos a la tentación de pegarnos un baño y unos jóvenes coreanos flipando nos suplicaron una foto, jaja
-Jusangjedli rocks: piedras volánicas formando bloques por el contacto con el agua.
Día 3
Nos levantamos a las 6 y media de la mañana para subir el Hallasan, el volcán más importante de Jeju, que es la montaña más alta de Corea. Aunque cuando llegamos nos reímos de las pintas de los coreanos (dignos de expedición al Everest, piolets incluidos), fuimos nosotros los que nos cagamos en todo después de un par de horas de subida.
Resultó que ninguno acertamos con la vestimenta: el que tenía zapatillas en condiciones, iba en pantalones cortos; la que tenía sudadera, tenía unas bambas de paseo; y luego, Marga, que iba con una chaquetilla, pantalones cortos y mierda de zapatillas, bueno, al menos tenía bufanda. Podéis pensar que haciendo tanto ejercicio, no tiene sentido que hayamos pasado frío, ERROR, eso pensamos nosotros. Ropa de playa vs 10 km de subida y hielo en la cima... como que no. Aunque nos costó lo nuestro, hemos de decir que tardamos dos horas menos de lo que decían los cartelitos.
Total, tanto esfuerzo y sufrimiento para nada, porque no se veía ni un árbol con la niebla que había. A día de hoy seguimos acordándonos del maldito Hallasan porque tenemos unas agujetas que andamos como si nos hubiera atropellado un camión.
Por la noche fuimos a una Guesthouse (de las auténticas). Entramos y parecía un patio de colegio. Un grupo de unos 5 coreanos nos miraba sorprendidos y nosotros parecido. No sabían inglés, pero hicieron lo posible para que nos sintiésemos como en casa... Al cabo de media hora mínimo nos dimos cuenta de que ellos eran guests como nosotros y que el jefe estaba desaparecido. Para colmo tuvimos que encerrarnos en la habitación por el olor de lo que estaban cocinando: INTESTINOS (de lo que fuera...)
Día 4
Por fin apareció el jefe y fue encantador con nosotros; le preguntamos cómo llegar a Seongsan (mini-península volcánica patrimonio de la UNESCO) y nos llevó en su coche hasta allí. ¡Qué detalle!
Así que hicimos un poco de hiking por si no hubiéramos tenido bastante con lo del día anterior, para ver el cráter del volcán desde arriba. Alrededor pudimos disfrutar de estas vistas:
Continuamos nuestro recorrido por el este de Jeju hasta llegar a una playa pequeñita de arena blanca y agua turquesa. Se estaba la mar de a gusto, tanto que hasta nos echamos una buena siesta...
Visitamos otra playa que nos pillaba de camino a Jeju city, el fin de nuestro recorrido por la isla. Llegamos ya de noche a una estación de autobuses, y después de estar un buen rato pensando en cómo llegar al hotel desde allí, Dios nos bajó un ángel del cielo: nos encontramos al joven coreano que estuvo en la misma Guesthouse que nosotros la noche anterior. Nos dijo que andaba sin rumbo y que le parecía una buena idea acompañarnos hasta el hotel, ya que nos vio bastante perdidas. Así que gracias a su ayuda llegamos sanas y salvas a nuestro hotel (The Forest, muy muy recomendable también).
Dimos una vuelta por el centro de la ciudad (prácticamente eran todo tiendas de lujo) y a dormir prontito porque el vuelo salía muy temprano al día siguiente (para poder llegar corriendo a clase).
Aquí os dejamos las últimas fotos con nuestras inseparables moTItos:
Y, finalmente, sólo nos queda agradecer a Agus sus preciosas fotos y cómo no, su compañía ;)
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