martes, 21 de enero de 2014

Cosas que echamos de menos

1. El ambiente entre los estudiantes internacionales. Esto es algo común a todos los Erasmus o intercambios pero, en nuestro caso, se ha acentuado por el hecho de haber convivido con ellos en la residencia del campus. Siempre nos encontrábamos con gente distinta en cada desayuno, cena, pasillos, clases…
Foto del último día (sniff)
2. Sorprendernos cada día.  No sólo nos pasó durante la primera semana y es que el hecho de que nos hayamos ido a Asia hace que todo sea diferente.

5. La seguridad del país. Corea es el país con menor índice de criminalidad, y eso se nota. Puedes ir totalmente despreocupada en los bares, metro, por la calle… Parece que no, pero da muchísima tranquilidad; sabes que puedes andar sola por la calle a cualquier hora y no te va a pasar nada.

3. No madrugar – levantarse para el desayuno a las 9. Esto implica meterse unos desayunos entre pecho y espalda de aquí te espero (con sus cereales, fruta, leche, café, tostadas, bollitos…) excepto los martes y los jueves, en los que te podías encontrar desde perritos calientes a coliflor pasando por arroz y kimchi, ensalada de maíz con salchichas (qué concepto tendrían de los desayunos occidentales).


4. Vidilla las 24h. Y es que daba igual a qué hora estuvieras por la calle y el tiempo que hiciera, siempre estaban las tiendas y los restaurantes abiertos.

5. Agua gratis. En todos los restaurantes nos daban agua gratis y había dispensadores de agua fresquita en la resi y en los pasillos de la uni.

6. GS25 de la resi. Teníamos la suerte de contar con una convenience store a la puerta de la resi. Aunque no era muy barato para ser Corea, era una gozada. Llegamos incluso a probar todas las variedades de fresh sándwiches, que se acababan en un abrir y cerrar de ojos.  Tenía sus temporadas altas (como en épocas de exámenes) aunque por lo general, nunca estaba vacía. Lo típico era encontrarte a dos coreanos sorbiendo cojonoodles en las mesitas de madera a las tantas de la madrugada.  


Detrás, nuestra resi. A la derecha, el GS25

7. Los precios de la comida. En Corea puedes comer generosamente por una media de 5000 wones (3,5€), ya que pides un plato y te ponen unos 5 side dishes (mini tapas) aunque obviamente no como las que comemos en España. Aquí son más de rábano, tortilla de berza, algas, soja cruda, anchoillas fritas y frías... y un sinfín de comestibles que hoy en día no sabemos lo que son. Lo bueno es que la comida es muy muy sana, y a pesar de que al principio nos quejábamos del picante, al final le cogimos el gustillo.

8. Los lácteos. La calidad de los productos lácteos, sobre todo de los yogures y batidos, era suprema. Encima de haber mucha más variedad que en España (e.g. el banana milk) estaban mucho más ricos.

9. La calefacción radial. Después de la nieve y el viento, era una gozada llegar a la habitación, poner la calefacción y que en cuestión de minutos estuvieras en el cielo con los pies calentitos calentitos.

10. Fieldtrips = excursiones de fin de semana. Esto es común al resto de programas de movilidad y es que siempre había un plan, por lo menos, para el fin de semana. Nuestros fines de semana del segundo cuatrimestre van a ser muy pobres...


OIA-Hyundai Fieldtrip (1-2 nov)

11. Viernes off. Gracias a nuestro apaños y tras luchas y estragos, conseguimos hacernos un horario que nos dejara los viernes libres. Esto lleva a salir mucho el jueves y tener un día light y de descanso el viernes, con planes como ir de compras, visitar algo, etc. ¿Nuestro final favorito? Donuts y hot (lengua fuera) chocco.



12. Bibliotecas 24h. Fuera o no del periodo de exámenes, muchos de los edificios de la universidad tenían salas de estudio o bibliotecas abiertas a cualquier hora, cosa que se agradece para los que estudiamos hasta las tantas (que no sólo nos íbamos de juerga!). Eso sí, comodidad ante todo!



13. Aseos coreanos. Siempre siempre siempre te encontrarás un colgador para el bolso y el abrigo, papel higiénico (incluso en un bar a las 4 de la mañana) y el baño limpio. Esto también se puede aplicar a los baños japoneses. Si pincháis AQUÍ, veréis un ejemplo de baño público con el que ni soñaríais en España, se trata de nada más y nada menos que de un baño de un McDonald en Tokio.

14. La velocidad de Internet. En Corea eso de lo 20 megas es una ridiculez, allí Internet es de 100 megas. Allí un vídeo de youtube se carga tan rápido como el anuncio que le precede. Verídico.

15. El precio de los taxis. En España estamos acostumbrados a que los taxis sean para ricos o, como mucho, para volver de fiesta si no hay más remedio. Pues bien, en Corea, si el trayecto era de unos 15 minutos e ibas con dos o tres amigos, compensaba frente al metro. Incluso con la tarifa nocturna los taxis seguían siendo aptos para todos los bolsillos.

16.Cafeterías y restaurantes varios. Entre las cafeterías que más echaremos de menos están el International Cafe, con su música y su taza-taza (no de los envases de plástico de usar y tirar), el Coffee Dream, donde se hacían dos cosas: estudiar (inexplicablemente, por el ruido) y tener citas a la coreana (muchas caricias y manitas ;) y el Cafe May con un cartel de BIENVENIDOS en la puerta (sí, sí, en castellano). En cuanto a los restaurantes que echaremos de menos destacamos pizza hand (deliciosas pizzas hechas delante de nuestros ojos por menos de 3 euros y a 5 minutos de la uni!) Paris Baguette con sus ensaladitas "normales" ricas ricas, sus croissants y  sus "donuts" con queso (mmmm!) y Raquel ya estará soñando con su cheese bibimbap (igual que Jaume). 

17. Hongdae. Hongdae es una zona que pillaba a 20 mins andando de la uni a la que la gente posutreísta iba en taxi pero nosotros no, nosotros volvíamos andando y cantando de madrugada después de fiesta. Hongdae estaba guay para ir de compras... o más bien para mirar, porque eso de no poder probarse la ropa no nos gustaba un pelo! y para la fiesta... ay! Echaremos de menos el playground (parque donde la gente hace botellón/litros) donde se concentraba el mundo exchange student. Eso sí podía darse que un grupillo de coreanos dieran un concierto en plena calle teniendo a las coreanas babeando y como locas. También echaremos de menos los bailes del Thursday Party y del SUPER7!


18. Sinchon. Sinchon era la zona más cercana a la uni de la que destacamos el buffet de korean barbeque que descubrimos demasiado tarde y la fiesta. Por un lado tenemos nuestro bar favorito para bailar hasta reventar con coreanos, BarFly y, por otro, Mike's Cabin punto de encuentro de estudiantes internacionales, muy recomendable para salir los martes. Además, allí fueron nuestra primera y última fiesta respectivamente.


Última fiesta en Mike's Cabin

19. Norebang. Es decir, los karaokes coreanos. Existen los norebang individuales para solitarios con alma de Julio Iglesias; pero nosotras somos más de los grupales (llámanos raras), de desgañitarse la voz (en el idioma que sea, ¿verdad Jaume?) en compañía.

20. Bailar con coreanos a lo coreano (Sobre todo si son canciones de PSY) Próximamente nos podréis ver dándolo todo en los bares y discotecas más cercanos (hasta que nos rompamos el cuello!)

21. Los contrastes. Corea ha evolucionado a pasos agigantados desde la Guerra de Corea (1950-53) y es que, en 50 años, ha pasado de la miseria de la posguerra a lo que conocemos hoy. El desarrollo tecnológico y educativo han sido alucinantes pero la mentalidad de los coreanos y su cultura (gracias a dios) no ha cambiado tanto. Con un corto paseo por el centro de Seúl puedes encontrarte los edificios más modernos justo al lado de palacios y templos centenarios. Esto enriquece muchísimo al país pero, eso sí, también choca mucho.




















22. Pagar con tarjeta de crédito en todas partes. Corea es uno de los países que, por persona, más compra con tarjeta de crédito del mundo! y es que, por ley, los establecimientos están obligados a aceptar siempre tarjeta. Eso sí, seguridad ninguna: ni pin, ni DNI y, a veces, ni firma!

23. Y por supuesto, la gente!! Hemos hecho amigos de cantidad de países del mundo, y la verdad es que ya se les echa en falta. Nunca olvidaremos a Jaume, Max, los mexis Óscar y Agus, Pierre, David, Kimbo, Claire, Fanny, Alex, Chris, Danielle, Sergio, Agus, nuestras roomies... además de nuestros queridos coreanos Sung Won, Jaeseok, Saena, Jaehee, Unhyeok...



viernes, 27 de diciembre de 2013

Coreanadas

En este post hemos hecho una selección de curiosidades del país o "coreanadas", que os ayudarán a haceros una idea de lo que hemos visto y vivido. 

Couple country o país parejil. En Corea tienen una obsesión con eso de estar emparejado/a. Y esa obsesión se refleja en los menús descuento en restaurantes para parejas, las salas de cine para parejas sin reposa-brazos en el centro, las tiendas de ropa con sección unisex para ir igualito que tu chico/a, las apps del móvil para couples (donde comparten sus momentos juntos, fotos y demás historias). 


Sala de cine para couples

Pero una de las cosas que más nos llamó la atención fue lo que descubrimos cuando preguntamos a una coreana cuánto tiempo llevaba saliendo con su novio... Y es que nos contestó "653 días". Sí señores, lo que veis: cuentan las relaciones en días!!! Además hay aplicaciones exclusivamente para indicarte los días que llevas...

Otra curiosidad es que las Navidades las pasan, como no podía ser de otra manera, en pareja!
A pesar de vivir entre parejas durante 4 meses, no vimos más que acercamiento que un simple piquito, pero sí que pudimos deducir ciertas cosas (ver el siguiente punto).

Love Motels y DVD rooms. Los Love Motels, que no es muy difícil adivinar para qué son, eran muy populares en Corea, vamos, había tantos como convinience stores (ver siguiente punto). Éstos, por lo que nos han contado (por supuesto), los alquilabas por horas-al gusto del cliente, y debían de estar bastante bien equipados. Vamos, que no era como un motel de carretera cutrecillo de estos que tenemos aquí. 
Los DVD rooms era algo parecido, aunque la excusa era la película de turno que elegías, la cual determinaría el tiempo de estancia en el cuartito. 

Convinience store. No sabemos qué habría sido de nosotras sin las tiendas de conveniencia. Había una por cada cinco habitantes, más o menos. Lo bueno es que abrían las 24h y lo mejor es que teníamos una debajo de casa! Las más típicas eran los GS25, 7eleven y CVs. Algunas de ellas hasta venían equipadas con mesitas para que cenaras/comieras/desayunaras/merendaras en ellas. Vendían desde noodles, bolígrafos, pastillas o alcohol hasta nuestras queridas chanclas (ver siguiente). 

Las chanclas. Esas chanclas del año catapún, tipo Adidas. Chanclas que por supuesto usaban con calcetines y utilizaban para ir a desayunar, a clase o a la biblio. La verdad es que eran la mar de cómodas...



Cafeterías y más cafeterías. Había tantas como convenience stores, que ya es decir. La mayoría eran franquicias americanas como Starbucks, Angel-in-us Coffee, Dunkin Donuts, Coffee Bean... Y eso estaba bien, sobre todo para las tardes frías de diciembre. Lo malo es que no sabían calentar la leche, así que el café se te quedaba frío en quince minutos, más o menos. Por suerte, los cafés estaban bastante ricos y a muy buen precio. 

Espejos en todas partes. Había espejos everywhere... Tamaño gigante por los pasillos de la uni, en las estaciones del metro, en centros comerciales, por la calle etc. También los había dentro de la ducha (ya sabes, para vigilar que el jabón no se te metiera en los ojos), aunque los espejos más rarunos eran los pequeñajos que había dentro de la puerta del baño! Y es que mientras hacías tus necesidades podías retocarte el maquillaje o el peinado...


Espejo gigante de la estación de Sinchon

Pasión por lo francés. No hay explicación alguna para esta coreanada y lo cierto es que el país estaba repleto de cafeterías estilo francés, panaderías, restaurantes etc. De hecho, una franquicia llamada Paris Baguette era lo que a Londres, un Starbucks. 

Destacamos también la cantidad de franceses que había en Seúl. Ya solo en nuestra uni representaban el 40% de los estudiantes internacionales... Al parecer, en otras universidades de Corea era un ratio parecido. Esto sí que tiene explicación, y se debe en gran parte a las becas que reciben los franchutes por ir a estudiar a Corea. 

Los Jimjilban. De esto ya os hablamos en el post de Busan, pues tuvimos la "suerte" de experimentar uno. Éstos son como bañeras comunes o spas, separados por sexo, donde puedes encontrar piscinas de aguas termales, saunas, jacuzzis, y una zona común para dormir por la noche (en el suelo, por supuesto) y socializar durante el día. 

Las operaciones de estética. Según dicen, una de cada cinco chicas de Seúl ha pasado por un quirófano al menos una vez. Las operaciones más típicas: ojos, mandíbula, nariz y frente. Objetivo: parecer más occidental. Después de 4 meses allí, nos hemos acostumbrado completamente a los anuncios por la calle de clínicas que resaltan el antes y el después de las milagrosas operaciones. También había programas de televisión donde seguían todo el proceso de cambio y aplaudían lo maravillosa que era su vida después de la operación. Al parecer, si se operan conseguirán un buen marido, un buen trabajo y el respeto de la gente. Todo muy weird...



Como anécdota, en el certamen de Miss Korea 2013 causó mucha polémica ya que todas las aspirantes tenían una cara similar. ¿Casualidad o mismo cirujano? Juzgad vosotros mismos:







El maquillaje. Siguiendo con el mundillo de la estética, es turno del make-up. En Corea, al igual que en otros países de Asia, se lleva lo de estar blanquita. Y por ello no sólo se cubren el rostro con un paraguas cuando sale el mínimo rallo de sol, sino que usan pote blanco. Eso produce un efecto contrario al del "pote-risquetos"; siendo el cuello la parte oscura. A veces daban miedito paseando por la uni, en serio. 
Además, el estuche de maquillaje era un imprescindible en el bolso de cualquier coreana. Y no era raro encontrarse a chicas retocándose, con espejito en mano, en primera fila de clase. 

Su styla. Lo que no podemos criticar es el estilo de vestir de los coreanos y coreanas. Realmente vestían muy bien y muy elegantes, con sus jerseys, abriguitos etc. Destacar también su pasión por las marcas e.g, Hollister, New Balance, Adidas, Nike...

Móviles de última generación. A parte de que el 4G está completamente extendido en el país, todos, absolutamente todos tenían el último smartphone de Samsung, LG o Iphone (por orden de popularidad) y cuanto más grande mejor. Por si fuera poco, las fundas que usan agrandan aún más el tamaño de sus celulares; las hay con orejitas, lacitos, piernas y brazos... Los móviles los usaban principalmente para hablar por Kakao (Watsapp coreano), ver la TV por la calle con sus mini antenas integradas o jugar a algún juego friki en clase, entre cabezada y cabezada o para hacerse selfies (= fotos a uno mismo). Y es que su pasión era sacarse selfies, a poder ser con sus respectivas parejas, dando igual el fondo de la imagen. Los coreanos son capaces de ir a la Torre Eiffel y sacarse una selfie dando la espalda al monumento. 

Las tiendas de móviles eran dignas de ver. El primer día que vimos una nos dio ganas hasta de pedir un cubata dentro! Parecían discotecas; tenían música alta, luces de neón, gente en la puerta invitándote a entrar...


Fundas de móvil de lo más trendy

Coches nuevos. No solo cambian de móviles muy a menudo, por lo visto también lo hacen de coches. Allí no verás ni un coche viejo de más de tres años de antigüedad... Por supuesto, Hyundai o Kia. 

El miedo al fuego. No sabemos si el país ha tenido una mala experiencia con el fuego... Lo cierto es que en el metro es fácil ver vídeos de cómo actuar en caso de incendio y encontrarse, no con simple extintores, sino con máquinas repletas de utensilios para apagar el fuego. 



Military Service. Debido a que las dos Coreas siguen teóricamente en guerra, los veinteañeros coreanos tienen que hacer una especie de "mili" durante 21 meses. 

Pasión por el hiking. Corea estaba plagado de tiendas de deporte tipo The North Face, Mammut o Ternua, donde adquirían desde guantes, chamarras, pantalones, botas y gorros hasta piolets. Cualquier escusa era buena para sacar a pasear todo el equipo de montañismo, aunque solo hubiera que ascender unos pocos metros por asfalto bien lisito y escaleras. Los más aficionados, sin duda, eran las personas de la tercera edad. A ver si el secreto de su buena apariencia va a estar en el hiking...! Tomamos nota ;)


En el ascenso al Hallasan, Jeju

Los chaebols. Representan en gran medida el funcionamiento de la economía y política surcoreana, y es que da miedito el peso e influencia que tienen las grandes empresas como Samsung Electronics, Hyundai Motors o LG sobre el país. Para leer más pinchad AQUÍ.  

Ausencia de papeleras. Cuenta la leyenda que un día alguien encontró una papelera en Corea... En Japón lo mismo, ¡no había papeleras! Parece una bobada, pero era bastante frustrante, sobre todo cuando almacenabas tanta basura en los bolsillos que ya no te entraban ni las manos. Menos mal que los coreanos son muy limpios, porque imaginarse eso en España, donde el suelo está sucio aún habiendo miles de papeleras... 

Tímidos por naturaleza. En general, y eso que generalizar no está bien, la inmensa mayoría de coreanos/as se caracterizaban por su timidez. Por la calle rezaban por no ser los elegidos a los que preguntaras "cómo se va a este sitio", y más cuando eso suponía tener que hablar inglés. En las clases era más de lo mismo, ¡Nunca participaban! No sé si era por pereza o por vergüenza, la cosa es que no abrían la boca aunque el profesor exigiera especialmente participación de alumnos coreanos. 

Street food. Les apasiona la comida "callejera", por ejemplo cuando van de compras. La comida más típica eran brochetas de carne, bolitas fritas de pulpo, patatas o salchicha enrolladas en un palo largo, larvas (no era común, thanks God), pollo picante, tartitas de huevo frito, pescado como disecado y frituras de todo tipo. 




Ollas para el arroz. Como en la mayoría de países de Asia, el arroz es el "pan de cada día", hasta tal punto que usaban electrodomésticos específicos para cocinar el arroz. La verdad es que hacían el arroz en su punto perfecto; ni muy duro, ni muy blando; ni muy espeso, ni muy suelto. ¡Era clave el chisme ese!

McDelivery. Como su nombre indica, había servicio de McDonalds a domicilio con la clásica motito al puro estilo Telepizza. Nos quedamos con las ganas de pedir un McMenú para la resi... 

No usan desodorante, ni falta que les hace. No tenemos claro si es cosa de la raza asiática en general o sólo de los coreanos. La cosa es que no les huele el ala, y por consiguiente no tienen que usar desodorante. ¡Qué suerte!

Vasitos esterilizados. Además de que el agua era gratis en los restaurantes (te la servías de dispensadores de agua) podías asegurarte de que no te bebías ninguna bacteria. Resulta que los vasos solían estar en un mueble/armario/neverita esterilizante que los mantenía libres de cualquier parásito. 

Las CCTV. El país estaba lleno de cámaras que te observaban las 24 horas los 365 días del año. Aunque te hacía sentirte como en un "Gran Hermano", sobre todo en la resi, contribuía positivamente a la seguridad del país. 


miércoles, 25 de diciembre de 2013

Farewell Party

Hace unos meses os contamos cómo el departamento de Relaciones Internacionales (a.k.a. OIA) organizó la cena de bienvenida (esa que parecía una boda). Para los que no se acuerden o por alguna extraña razón que no queremos saber no hayan leído ese post, pinchad AQUÍ para recordarlo.

Cuatro meses después nos reunimos de nuevo en el mismo mega salón… pero esta vez con sentimientos muy diferentes. Fue mucho más que una cena. Empecemos.

Después de un par de discursos de autoridades varias de la universidad nos dieron de cenar. Como en una boda: 57mil platos de ensalada, pescado, carne, cosas que seguimos sin saber que son... no importa el tiempo que estés en Corea, eso no cambia, seguirás comiendo cosas que no sabes lo que son.

Tras la cena llegó lo más bonito. Varios estudiantes internacionales hicieron un desfile con trajes tradicionales de su país entre los que estaban: Polonia, Vietnam, China, Indonesia, Kazajistán, Alemania…, y otros participaron en el desfile con el hanbok, el traje tradicional coreano.


Después del desfile empezaron las actuaciones. Las chinas cantaron y también hicieron un baile tradicional muy bonito. Kimbo tocó un tambor tradicional coreano que nos dejó flipados! Miembros de H.U.G. nos cantaron (con teatrillo incluido) Billionaire. Un grupillo de alemanas y un americano nos bailaron un par de canciones de K-pop y una vietnamita se flipó un poquito ella solita, sin más. Nuestros adorados filipinos volvieron a arrasar. Se curraron un remix y bordaron la actuación. Tenéis que ver el vídeo, AQUÍ os dejamos el enlace, porque estos chicos son una pasada!


Por último, llegó el turno de los discursos emotivos, que a muchos nos sacaron alguna que otra lágrima. Los presidentes de los HUGs abrieron la ronda, haciendo una recapitulación de lo que había sido para ellos este semestre con nosotros, fue muy bonito oírles contar la experiencia vista “desde el otro lado”. Después, los presentadores de la noche dijeron unas palabras. Marie, de Canadá, puso el punto emocional haciendo que sus lagrimillas se nos contagiaran a casi todos; y Anthony (US/Puerto Rico) nos hizo reír a todos y es que aún nos preguntamos por qué a los franceses les gusta tanto el Crazy Brown (inside joke, lo sentimos). Por último, Justin, un hawaiano, nos volvió a poner al límite, emocionándonos al resumir las emociones que todos hemos sentido a lo largo de este semestre. ¡Ay qué penitaaaa!


martes, 24 de diciembre de 2013

Los H.U.G.

A pesar de que en otros posts hemos mencionado a los H.U.Gs, creemos que, por lo que han supuesto durante nuestra estancia en Corea se merecen un post.
H.U.G (Hands up for gathering= “Impulsamos la amistad”) es, por excelencia, el club de Sogang para los estudiantes internacionales y, de hecho, trabaja muy de la mano con OIA (Office of International Affairs)  ¿Y qué es lo que han hecho por nosotros? Os lo contamos:

Field trips
Han organizado excursiones durante el semestre, de las cuales destacamos 3. La primera, fue la visita al Gyeongbok Palace, de la cual hablamos al principio del blog. Por si os da pereza ir al principio, os lo recordamos; fuimos unos 120 estudiantes a visitar el palacio tradicional del centro de Seúl. 


En la segunda excursión nos separamos (se ve que le cogieron miedo a eso de liderar a tanta gente, jaja) y fue de una manera particular. Publicaron en facebook diferentes rutas de metro, con las actividades que se harían en cada una. Nosotras elegimos la mejor sin duda!! Fuimos a Insadong, que es como una zona comercial de artesanía, un parquecito cuco y demás. También fue la primera vez que comimos comida coreana sentados en el suelo.


El tercer field trip, fue hacer hiking (montañismo), pero entre que ya tuvimos suficiente con el ascenso del Hallasan y que estábamos en Japón, no fuimos.

El programa de Buddys
Esto sí que lo hay en la mayoría de universidades. La oportunidad de tener una persona local que te ayude con todo lo que necesites. Nuestro buddy, prometía al principio, pero al final ha pasado un poco de nosotras. El pobre chico estaba muy ajetreado con su carrera y nos lo encontramos alguna que otra vez por la uni (cuando hacía descansos de estudiar en la biblioteca) comimos un par de veces con él y poco más.
Sin embargo, otros compañeros sí que han entablado amistad con sus buddys, y algo más que amistad… 

Tutoring classes
Todos los miércoles han organizado “tutoring classes” en las que nos enseñaban coreano de una manera más desenfadada que en las clases de coreano que hemos cursado hasta noviembre. En los tutoring, aparte de clases hemos llegado incluso a preparar “kimbab”, muy típico de aquí (rulo de verduras y arroz cubierto de alga), ver vídeos etc. Después de cada tutoring nos íbamos a tomar algo todos juntos a un bar de soju+cerveza y pollo. Y es que parece una tontería, pero ha sido una oportunidad buenísima para conocer a los coreanos aparte de en el campus. El último tutoring fue super triste; hicieron un montaje con fotos de lo más emotivo y cada uno de los jefes hizo su discurso…


Y es que todos estamos de acuerdo en que los H.U.Gs no son como el resto de coreanos. Digamos que estos son más abiertos a lo extranjero. De hecho, la mayoría de ellos han pasado un año o más en EEUU estudiando inglés. Y eso, se nota.

El MT
El MT (Membership Training) es una fieshta a lo grande que organizan todos los años para que los nuevos miembros que entran al club conozcan de qué va la cosa. ¡Fue uno de los fines de semanas más divertidos del cuatri! ¡¡Alquilaron un hotel en medio de la nada solo para nosotros!!

Antes de llegar al destino anduvimos un poco para subir a un templo que estaba en una montaña. La pena fue que estaba lloviendo. Aún así, muy bonito.
Por la tarde noche fue lo divertido. Empezamos a cenar temprano, rica carne a la barbacoa (Todo indoors, por la lluvia…) y después fue el turno de los juegos. Sin duda superó las expectativas de todos, qué risas nos echamos… Os preguntaréis a qué tipo de juegos nos referimos. Lo primero, eran por equipos. Destacamos el juego de los pies: decían un número y eso son los pies que pueden quedar en el suelo, al principio parecía fácil pero luego tuvimos que hacer montañas de gente (pobres los de abajo, jajajaj). También destacamos el juego del post-it: te pegaban un papelillo en cualquier parte del cuerpo (desde el pelo, hasta los pies) y sin usar las manos tenías que intentar quitártelo. Los movimientos de trasero de algunos para despegarse el suyo, son dignos de recordar :D. El último fue el de los noodles: por parejas, uno con los ojos tapados daba de comer al otro arrodillado en el suelo. Ganaba el que antes se acabara esa delicia!

La noche acabó, como no podía ser de otra manera, con LA FIESTA, donde teníamos un dj exclusivamente para nosotros y mucho, mucho alcohol (basically soju+beer). Por suerte, todo estuvo bajo control y también sobró mucho, mucho de ese alcohol.
Dormimos en un suelo calentito con Jaehee y Alice (coreanas) y con una austríaca, la hipster por excelencia.

CONCIERTO
La última actividad memorable de los H.U.Gs fue organizada por Tong Su (gran persona). Consistió en un concierto en una taberna en el que participamos unos 15 estudiantes entre coreanos e internacionales.
La gente hizo alarde de su técinca pianística, guitarrística, vocal, etc… Y es que hubo agrupaciones de todo tipo. Desde solos clásicos de piano, dúos pop de voz + acompañamiento hasta solos de lírica.

Interpretación de Breaking Free con David Watson





Y para finalizar, creemos que toda universidad debería tener una organización así… Es una pena que solo nos quede un semestre en Deusto, porque si no, fundaríamos nosotras un club H.U.G. Solo nos queda decir ¡GRACIAS! Porque han contribuido enormemente a que nuestra experiencia en Corea sea aún más inolvidable. 

martes, 3 de diciembre de 2013

La aventura continúa

Día 4: 
La aventura continuó, pero esta vez solitas por Japón. Rendidas con el fish market pero aún con el gusanillo de comer pescado crudo, volvimos a nuestra zona favorita: Harajuku y alrededores. Lo primero que hicimos fue explorar la calle Omotesando, que nos la perdimos el primer día. Era como la 5ª Avenida de NY, ¡una pasada! Para muestra, un botón:

Impresiona, ¿eh?

Pasando por ahí, vimos un restaurante de sushi con bastante buena pinta. Sin dudarlo mucho, y a pesar de ser las 11 de la mañana, decidimos probar los manjares nipones. La gracia fue que te sentabas en la barra y ésta rotaba con millones de platitos de diferentes colores y tú escogías el pintxo que más te apetecía. Sabíamos que el color del plato indicaba su precio, pero ni idea de cuánto sería. Lo bueno es que  probamos un montón de cosas, nos encantaron, y no hubo tanto susto a la hora de pagar. http://youtu.be/E32sRv3ciEg

Con la tripa llena marchamos hacia Harajuku St., que podríamos calificar como "un renovado Camdem Town".  Nos encantó Harajuku, pero donde de verdad arrasamos fue en Takeshita-dori. Fijaos en la cantidad de gente que había...



Para clausurar nuestra estancia en Tokyo, cogimos un tren muy especial con destino Nueva York Odaiba. El tren era muy muy guay porque no tenía conductor y el recorrido cruzaba el río alrededor de la ciudad. Cómo habíamos previsto, lo cogimos al atardecer, y nos permitió disfrutar de estas vistas:


Odaiba es una extensa isla artificial construida en la bahía de Tokyo, donde puedes encontrar desde centros comerciales, viviendas, una playa, una noria y ¡hasta una Estatua de la Libertad! 







Y por si fuera poco, los japoneses también construyeron el Rainbow Bridge (una especie de puente de Brooklyn) para conectar la isla con la metrópoli. Era todo muy idílico, aunque un tanto artificial. Nos quedamos paseando por Odaiba hasta el anochecer, pues queríamos ver el puente iluminado, con sus barquitos etc.






















Después de contemplar estas vistas nos dirigimos a la estación de autobuses, pues de ahí salía nuestro bus hacia Kyoto. Nos desesperamos un poco para encontrar la estación, pero una señora lo más amable que os podáis imaginar, anduvo con nosotras unos 20 minutos hasta encontrar la parada. ¡No sabíamos cómo agradecérselo! A ella y a todos lo japoneses que nos ayudaron en nuestro viaje. 

KYOTO
Amanecimos en Kyoto 7 horas después, habiendo dormido en un bus nocturno (por cierto, muy cómodo). En la estación aprovechamos para empaparnos de dónde estaba el hotel, cómo llegar etc. Vamos, acabamos con 5 mapas cada una bajo el brazo. 
Lo primero que hicimos fue ver Toji Temple, desde fuera. Era una Pagoda gigante.  No nos hizo falta estar mucho más tiempo en Kyoto para descubrir que no tenía nada pero que nada que ver con Tokyo. Seguid leyendo y os daréis cuenta...

Compramos el bono-de-día del autobús (500 yenes=5000 wones=3,50€ -> así hacíamos todos los cálculos) y comenzamos a visitar el norte de la región. De camino pasamos por nuestra guesthouse para dejar las maletas, y nos costó la vida encontrarla. Resultó que en el mapa que teníamos no existía la calle del hostal... Así que después de callejear un buen rato, decidimos preguntar. Como ya os hemos dicho antes, los japoneses son súper amables, ¡y es que un señor nos llevó hasta la puerta del hotel en su furgoneta! Os parecerá algo totalmente descabellado, pero si vais a Japón os daréis cuenta de que realmente puedes confiar en ellos. 

Nos dijeron que casualmente ese día había una especie de mercado/feria en, y como nos pillaba de camino, allí fuimos. Vendían comida típica, antigüedades, ropa etc. No dudamos en probar alguna que otra cosa extraña:




Lo siguiente que vimos fue el Kinkakuji (Pabellón Dorado), templo más característico de prácticamente todo el país y declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.  Las dos plantas superiores del pabellón están recubiertas con hojas de oro puro. Lástima que empezara a jarrear. Aún así, una preciosidad...







Debido a la lluvia y al cansancio acumulado, aquí finalizó nuestro primer día en Kyoto. 

2º DÍA
Para aprovechar  bien nuestro segundo y último día en Kyoto, decidimos alquilar unas bicis, el medio de transporte casi más extendido en esta ciudad, y madrugar mucho mucho.
Madrugamos tanto que llegamos al primer templo de nuestro orden del día, Ginkakuji (el Pabellón de Plata) y... ¡estaba cerrado! 


Lo mejor de este templo fue la vista desde el mirador en los jardines del templo y la inmersión en los colores del otoño, sin duda una de las mejores épocas para visitar Kyoto.

Al salir del templo recorrimos el Camino de la Filosofía con las bicis, lo que nos permitía pararnos en cada rincón que nos encontrábamos, dirección al Santuario de Heian Jingu Shrine. Como aún era bastante temprano, no había casi nadie y visitamos los jardines casi solas. Fue una pasada disfrutar de unos jardines preciosos con máxima tranquilidad y calma.




Nuestra última parada antes de comer fue el templo Nazenji. Este templo era gratis así que, como si estuviéramos en España, estaba a rebosar de gente y claro, después de nuestra idílica soledad en Heian Jingu, no nos hizo mucha gracia. Nos dimos una vuelta por los diferentes edificios del templo y nos fuimos a comer.

Si Tokyo no nos había parecido precisamente barato, Kyoto no se quedaba atrás y teniendo en cuenta los precios de los restaurantes y que muchos no aceptaban tarjeta de crédito, acabamos comiendo en una convenience store cojonoodles y espaguetis (oye, estaban bastante buenos).

Nuestra siguiente parada fue el templo Kiyomizu, desde el que disfrutamos de unas bonitas vistas y un paseo en el que vimos a muchísima gente vestida con los trajes tradicionales japones, ¡incluso vimos a una chica vestida de geisha! (suponemos que era disfraz o algo porque es muy muy raro ver a una geisha a plena luz del día y en un sitio tan transitado).


Saturadas de tanto templo, aparcamos nuestras bicis y nos fuimos a pasear por la zona de Gion. Al cruzar el río, nos topamos con una calle que bien podríamos identificar con Tokyo: tiendas, luces, más tiendas y muchas más luces. Nos chocó muchísimo y, sobre todo, porque en esa misma zona había mini-callejuelas que te hacían viajar entre Tokyo y Kyoto constantemente.

Para cerrar nuestra estancia en Japón, dimos un paseo con las bicis a la orilla del río desde Gion hasta nuestra guesthouse. Hicimos nuestras maletas con las compras y los recuerdos y nos despedimos de Japón con un "hasta luego".









jueves, 28 de noviembre de 2013

10000 km to Japan

Esta vez os hablaremos de nuestro viaje a... ¡¡¡JAPÓN!!! Y es que nos hemos permitido el lujo de cogernos una semanita de vacaciones para visitar Tokio y Kioto. Como habéis podido comprobar, nos gusta cambiar de "compis" de viaje; esta vez nos han acompañado tres majísimos mexicanos (Óscar, Óscar y José). Aquí os dejamos nuestras aventuras...

TOKIO
Estuvimos 4 días disfrutando de la capital, y nos hubiéramos quedado otros 4 más, pero nuestro presupuesto no nos lo permitía, jaja. Como en anteriores ocasiones, nos hicimos un buen planning para poder aprovechar al máximo los días. 

Día 1
Cogimos el avión desde Seúl muy temprano lo que nos permitió poder ver cosas desde el primer día. Nuestro hostal estaba en la zona de Asakusa, así que fue dejar las maletas e ir a ver la zona. Ésta tenía un templo muy muy bonito con su Pagoda y eso, y a la entrada una calle con puestitos (muy turístico).   



Por la noche nos acercamos a la zona de Akihabara "sinónimo de electrónica y tecnología y centro neurálgico de la industria del manga". Y es que lo de la electrónica, sin más, viniendo de Corea... Pero lo del manga! Madre mía! Nos metimos en un edificio al azar, de 9 plantas, cada una especializada en algo diferente. Unas estaban llenas de muñecas sugerentes, otras de pequeñas figuritas de todo tipo de personajes de la historia del manga, y ya cuanto más subíamos peor se ponía la cosa... los japoneses deben de estar bastante reprimidillos... Eugh!




También acabamos en un edificio con un megaletrero donde ponía "GAMERS". Pues bien, entramos y el ruido que había era peor que el del altavoz de una discoteca de chunda-chunda. Había cientos de personas (jóvenes, adultos, adultos trajeados...) jugando a máquinas que escupían mini-bolitas cada segundo. No llegamos a descubrir en qué consistía el juego aquel pero parecía muy adictivo viendo a aquellos gamers sin pestañear, llenando cestas y cestas de mini-bolitas. 

Entramos también en recreativos, tiendas de cómics, plantas de máquinas tragaperras etc, vamos, experimentando los entretenimientos frikis japoneses. 

Día 2
Disfrutamos de la mañana paseando por el Parque Ueno donde los japoneses hicieron gala de su eficiencia en el barrido de la zona; y es que había unos 30 barrenderos armados con katiuskas limpiando la fuente central del parque arrodillados en el borde con la cabeza casi dentro. Además, mientras nuestros mexis veían pandas y osos polares en el zoo del parque, tuvimos tiempo de jugar con japonesitos monísmos y a Raquel, inevitablemente, el reloj biológico le hizo ring ring...




Más tarde, visitamos la zona de Harajuku (lugar de reunión de los personajes más pintorescos de la ciudad), nuestra preferida (ver día 4). Comimos kebap, sí, todo muy japonés, pero hay que reconocer que estaba increíble. A patita nos fuimos hasta Shibuya, el Times Square de Tokio. Alucinamos con "el cruce de Shibuya": seis pasos de peatones por los que cruzan  una avalancha de cientos de personas al mismo tiempo y casi sin chocarse. Fue tan increíble que una vez nos pareció poco y le dimos un par de vueltas. Aquí os dejamos el vídeo. http://youtu.be/lq82mYqxiP4

Para cenar, nos recomendó un japonés un restaurante en un sótano que aunque daba miedito, lo primero que nos preguntaron fue que si teníamos reserva. Después de esperar un buen rato, entramos y nos dimos cuenta de que estaba lleno de japoneses guays. La comidad, esta vez sí japonesa, estaba riquísima. Probamos los famosos yakitori y la yakisoba.

Día 3
Nos pegamos la madrugada del siglo para ir al fish market, del que dicen es el más impresionante del mundo por sus subastas de atunes gigantes. Desgraciadamente, pillamos un día festivo y ni subastas ni atunes. Recompusimos nuestro plan del día y dando un buen paseo fuimos dirección Tokyo Tower. En el camino, hicimos una parada de dos horas en el Centro Pokémon, sí sí, pokémon sigue existiendo y es lo más para los niños (y no tan niños) japoneses, así que estaba a tope ya desde las diez de la mañana. 





La Tokyo Tower muy sin más, en resumidas cuentas: una torre Eiffel vestida del Athletic.

Por si no estábamos del todo cansados, nos recorrimos Yoyogi Park: el pulmón de Tokyo. Por eso de que era día festivo, la gente sacó sus mejores galas tradicionales y el parque se llenó de familias, carrozas de hortalizas y bodas. No, nosotras tampoco lo entendimos.

Aún hay más.

Casi corriendo fuimos al Metropolitan Government Office Building en Shinjuku. Nuestro objetivo: ver el atardecer y disfrutar de las vistas nocturnas desde la planta 45 a 243 m de altura sobre la metrópoli más poblada del mundo. ¡Lo conseguimos!



Acabamos el día paseando entre "luces de neón y gente fashion" por la zona de Shinjuku y unos japoneses muy majos nos guiaron hasta Yakitori Yokocho: calle megaestrecha llena de minibares cuya especialidad eran, como no podía ser de otra manera, los yakitoris (algo así como pinchos morunos).

Hasta aquí la primera entrega sobre Japón.

To be continued...


domingo, 17 de noviembre de 2013

Un fin de semana muy especial

Esta vez no hemos cogido un avión para pasar el fin de semana fuera, sino que nos apuntamos a la excursión organizada por OIA (Relaciones Internacionales de la uni). 
Fue una ocasión perfecta para conocer otros rincones de Corea (Yeongju, Andong & Punggi), a 4 horas de Seúl en autobús hacia el sureste. Por suerte contamos con una guía que nos iba informando de todo lo que íbamos a ver. Pues eso, todo muy bien organizado!  Esto fue lo que hicimos:

Después de una buena comilona con pescado incluido (en serio, se echa de menos), fuimos a visitar, como no podía ser de otra manera, un TEMPLO (Buseok Temple). 


Aunque todos parecen iguales este realmente era especial, el templo de madera más antiguo de Corea- del año 676.  No sé si os hemos dicho en algún otro post que los templos en Corea son relativamente nuevos, o bien porque los han reconstruido o bien por que los han restaurado recientemente, lo cual pierde un poco el encanto en nuestra opinión. Vamos, aquí no tienen "Acueductos de Segovia", por así decirlo. 

La verdad es que los alrededores del templo eran espectaculares y es que el otoño le sienta muy pero que muy bien a Corea.

























Después del templo, fuimos a visitar un pueblo tradicional coreano en el que aún algunas de las casas estaban habitadas y pudimos entrar a cotillear un poco para hacer hambre para cenar. La verdad es que el pueblo era una monada con su río, su "puente, su "playa" pero, eso sí, muchas flores (y sí, acabamos poniéndonos una cada una en el pelo... las coreanas estaban encantadas y, por supuesto, nos sacaron varias fotos).


Para cenar tuvimos barbacoa en la plaza del pueblo, cual paellada popular. Hasta aquí todo suena bien pero ahora toca la parte que le da el título al post. Cuando terminamos de cenar nos reunimos alrededor de un fuego (sí, sí, todo muy peliculero... pero hacía un frío que [...]) y disfrutamos de varias actuaciones con canciones y bailes tradicionales coreanos, organizado por los del pueblo, Échale un vistazo al ambientillo y, en un despliegue de talento internacional, unos cuantos bailaron una canción de K-Pop. Además, unos filipinos nos dejaron alucinados cantando Adele y un H.U.G. member nos cantó nada más y nada menos que Nessun Dorma (los coreanos tienen un don con esto de cantar... tanto norebang es lo que tiene).

Oliendo a chamusquina y muertos de frío "construimos" unos... farolillos, podríamos llamarlos, y fuimos a la playa fluvial a continuar con nuestra noche al más puro estilo campamento de verano. Allí quemamos una hoguera enorme con troncos, ramas, etc. con el fin de ahuyentar los malos espíritus, además de darnos calorcito, que falta hacía...
Entretanto, por parejas montamos otro tipo de farolillos, esta vez de los voladores. Esos que con el calor de la vela se elevan en el cielo hasta desaparecer. Vamos, todo muy peliculero! A nosotras el primero se nos rompió y eso hizo que tuvieran que darnos otro y por tanto ser las últimas en volarlo. Así que cuando llegó nuestro turno nos convertimos en el centro de atención del lugar! Además era el último que se veía lucir en el cielo :)


Esa noche tocó dormir en el suelo. Así dicho suena muy mal, pero es que aquí es algo totalmente normal y la verdad es que se duerme bastaaaante bien!! Entre que el suelo era mullidito y emitía calor...


El domingo visitamos Dosan Seowon, la academia más representativa y famosa del Confucionismo coreano. El legado del confucionismo, que tiene buena parte de influencia china, continúa presente en la sociedad coreana (desde el sistema moral, el modo de vida, las relaciones entre jóvenes y mayores, etc.). Como anécdota, la cara del fundador de esta escuela, Yi Hwang, aparece en los billetes de 1.000 wones coreanos. 


Y ya, para rematar, el domingo hicimos algo totalmente espectacular, una experiencia que no se nos olvidará jamás: RECOGER MANZANAS de un prado, jajajaja. Al menos nos dejaron llevarnos tres manzanas para casa... Se agradeció, porque aquí la fruta está la mar de cara. 


¡Hasta pronto!